jueves, 14 de enero de 2010

El Día de San Patricio. Parte Primera.

Parafilia. Según la RAE: Desviación sexual.

Estaba triste, muy triste, pero el maldito día no acompañaba a mi tristura, ni llovía, ni caían hojas otoñales, ni siquiera hacía frío. Había un Sol maravilloso, con dos o tres nubes blancas como camas de ángeles que pintaban un cielo de un maravilloso color añil, y a pesar del Sol no hacía demasiada calor, era un maravilloso día primaveral.

Había vuelto a casa de mis padres, llevaba un mes allí y aquello se había hecho demasiado duro, no asomaba la cabeza por allí desde hacía mucho tiempo, y el tenerme tanto tiempo en casa les extrañaba demasiado. Preguntaron dos o tres veces que me pasaba y les respondí dos o tres veces que no me pasaba nada, entonces como era costumbre mi padre entendió que estaba bien y siguió con su vida sin preocuparse demasiado por la mía. En cuanto a mi madre, ella seguía preguntando, y es que mi adolescencia la pasé entre la completa indiferencia de mi padre y la excesiva sobreprotección de mi madre, -llegados a este punto debo pensar si la adolescencia y el proceso de rebeldía por el cual pasa el joven, ¿No será culpa también de los padres?-

El mayor problema se presentaba a la hora de ir a la Universidad, ya no tenía tantas ganas de aprender, ni de presentarme allí para hablar con psicólogos, ni de tomarme doscientos cafés con doscientos bollos con tomate y aceite, y a pesar de todo debía hacer el paripé, ¡Adiós, me voy a la uni! Paseaba y paseaba por cualquier lado, me iba al centro de la ciudad, luego al paseo marítimo, Centro de Arte Contemporáneo... en aquellos tiempos un centro comercial era mi mejor aliado.

Pues aquel día, en uno de esos paseos, me encontré a unos conocidos que no veía desde hace eones, gente común, sin altas pretensiones, con las únicas aspiraciones de un trabajo de mil euros, un Seat Ibiza, una novia peluquera y una hipoteca de treinta años. Hablamos, y puede que fuese el añil del cielo o la mala programación en la tele de un viernes noche, el caso es que accedí a salir con ellos esa noche, pasarían a recogerme por la noche y nos iríamos -a Benalmádena- creo que no lo había pensado bien, y es que allí estaba más perdido que un pingüino en el Sahara.

La pregunta que la gran mayoría de las mujeres se hacen cuando están a punto de salir un fin de semana vino a mi mente: ¿Qué me pongo esta noche? No soy tan superficial, en mi caso era una pregunta obligada, estaba pasando por una definida época grunge y Kurt Cobain no era bien recibido en la discoteca Kiu. Agarré lo más convencional que tenía en el armario, que incluía pantalones jeans, de esos que van "cagaos" -pero no tanto-, una camisa de cuadros -pero no de franela- y unos zapatos, por lo visto, todos los porteros de las discotecas de pachanga están obsesionados por los zapatos, se puede ir en chándal de aparcacohes, pero si llevas zapatos da igual, puedes entrar. Cuando erá niño tenía los pies planos, siempre tuve que usar zapatos especiales con plantillas, cuando se me corrigió el defecto, prometí no volver a usar zapatos en mi vida, y así fue. Esa noche me puse unos naúticos viejos que tenía mi padre en su armario. Cuando mis padres me preguntaron a donde iba, no sabía si decirselo o no.

-Benalmádena

-!!! ¿Para que vas allí?

-Eso digo yo...

Sonó el portero electrónico, baje, y me metí en el coche. Sonido Ibiza en los altavoces, a ciento veinte decibelios, cada vez que el bombo sonaba, se escuchaba ¡Crack! No soy un experto en sonido, pero no creo que el arcaico equipo de sonido de aquel Opel Corsa no iba a durar muchas más salidas a Benalmadena. Lo más divertido del viaje, -aparte de ir al doble de la velocidad permitida- fue cuestionar la hipótesis que dice que los hombres no podemos hacer dos cosas a la vez. Mi amigo el piloto conducía a una velocidad vertiginosa y podía preparse un joint casi sin despeinarse, fue divertido, divertido y peligroso...

Llegamos a nuestro destino -por los pelos- y allí estaba, en Benalmadena, el lugar donde seguro no debería estar, sin dinero para gastarme y donde desde luego no me iba a comer una rosca, al fin y al cabo es el paraíso de la superficialidad -sin contar Marbella claro- Nos metimos en un bar a tomar "porrones", esto, y hablo sin saber lo que les pasó a después a mis acompañantes, debería ser un retraso para todos ellos, que iban con camisa blanca, cuando acabamos de beber, su ropa parecía uno de esos cuadros dibujados por un gorila, lo solucionaron en la entrada poniéndose las chaquetas. Llegaba la hora de la verdad, íbamos a entrar en la discoteca, no, perdón, la discoteca Kiu, el baluarte de Puerto Marina, me apresuré y me quité la cadena de la cartera y las pulseras con pinchos, hicimos cola. El portero me miró, yo le sonreí y nos dijo que eran veinte euros por cabeza. Deje de sonreír, me giré y miré a mis compañeros:

-¿Qué pasa? ¿no tienes dinero?

-Si tengo, tengo veinte euros

-¡Pues paga coño!

-Es que es lo que tengo, veinte euros.

-¡Pues paga coño!

-¿Y luego que?

-Luego ya veremos, anda.

Pagué los veinte euros.

Los monólogos son divertidos porque dicen verdades sobre nuestros sucesos cotidianos, y en este caso todo se cumplía a rajatabla. La estampa ya clásica de la chica bailando y de los siete "buitres" alrededor, cobraba forma, esto no tenía nada de extraordinario, pero si lo tenía el hecho de que hubiese diez situaciones similares a lo largo de toda la sala, aquello era fascinante. Decidí pedirme un whisky. Lo mejor que a priori se planteaba en aquella noche era que con mi desembolso de veinte euros podría pedir cuatro consumiciones, la noche era larga, pero debía empezar ya, la música de la discoteca se me estaba empezando a atragantar, me dirigí a la barra.

Ballantine con Seven Up por favor. El camarero cogió el ticket. Puede que fuese un poco inocente, o primerizo en eso de meterme en discotecas, pero aquello me pilló por sorpresa. Con mis veinte euros solo había una consumición... Harto decepcionado cogí el vaso de tubo con cuidado y empecé a beber hasta poder verter el resto del refresco y dejar la botella en la barra -es una pequeña manía que todavía conservo- Es entonces cuando empieza realmente el consumo del cubata. Aquel fue el whisky mas caro de todos los que me he tomado en mi vida, el más caro y el más largo, me duró hasta las tres de la mañana. Se me planteaba un nuevo problema, ahora estaba solo, mis compañeros, se habían unido al cortejo masivo de las poquísimas chicas que allí bailaban. ¡Bah! tampoco eran tan amigos mios, decidí largarme de allí, llevaba sobrando en aquella puta discoteca desde que llegué, además seguía dándole vueltas a mi situación actual, no tenía más ganas de estar en ese lugar. Salí. El autobús no tardaría mucho en salir, me puse en la cola. Solo media hora después me dí cuenta de que me había gastado todo mi presupuesto en la entrada. -Puta mierda- Me volví a la entrada dispuesto a bajar y pedirle algo de dinero a mis compañeros y así poder coger el bus.

-¿Donde vas?

-Adentro a buscar a unos amigos para que me dejen algo de dinero para coger el autobús

-Son veinte euros

-¡No hombre! verás, ya entré antes, solo voy a bajar un momento a eso y me vuelvo

-¿Has estado aquí antes?

-Claro, baje con mis colegas

-Enséñame el sello

Así de gilipollas soy. Salí tan rápido de allí y con tantas ganas que no caí en la cuenta del sello, por si tenía que volver. Aquella discusión se prolongó durante un minuto más, hasta que el portero se dignó a mirarme: ¿De verdad quieres seguir discutiendo?

Me fui de allí temiendo por mi integridad.

Esperé sentado en un banquito a que esta gente decidiera salir de allí, aquello iba para largo. Me coloqué de nuevo mis accesorios y a escuchar música -si no me equivoco por aquellos entonces serían los Sevendust o los Deftones-

Pasaron cuatro o cinco relaciones públicas interrumpiendo mi escucha, rechacé sus ofertas. Hasta que pasó ella. Era una chica que sobresalía del ganado que habitaba Puerto Marina, no porque fuera guapa o espectacular, que no lo era, sino porque se veía a leguas que no era del lugar, rubia, con rastas y con una cara de estar hasta el coño que no podía con ella. Me preguntó si quería una consumición más chupito, respondí con una más que obvia negativa. Tras una sugerente mirada volvió a preguntarme:

-Tu no acostumbras a salir por aquí ¿verdad?

-¿Tanto se me nota?

-¿Con cadenas y pulseras de heavy? Eso no lo he visto mucho por aquí. Seguro que te lo has pasado muy bien esta noche bailando "Chayanne"

No me esperaba eso la verdad, me reí como no me reía en mucho tiempo.

-¿A que tu tampoco eres de aquí?

-Yes! Kiss me! I'm Irish! -Con acento de Roy de la serie "The IT Crowd"-

Volví a reírme. Guardé los auriculares y decidí darle un poco de coba.

-Wow! At last somebody from Britain! I will practice my English.

Ahora la que se rió fue ella.

-No se te da nada mal el inglés ¿eh?

-Regular, pero tu si hablas bastante bien español.

-Porque llevo aquí ya casi seis años.

Seguimos hablando un poco más, hasta que ella me dijo que tenía que irse a seguir trabajando.

-Salgo en una hora, si no tienes que irte, pásate por aquí al lado y nos tomamos algo.

-¿Yo? ¡que va! no tengo nada que hacer. Venga dentro de una hora paso por ahí.

Seguí escuchando música y esperé pacientemente a que terminase su trabajo, al fin y al cabo, iba a esperar al autobús, por que no iba a hacerlo para divertirme un poco. Se cruzó varias veces delante de mi banco. Sonrisas, burlas, miradas... y llegó la hora de ir a buscarla. Nos metimos en el bar donde ella estaba trabajando. Me invitó a un par de whiskies que entraron como agua de mayo, hablamos casi una hora. Nos reímos mucho, ella contó chistes, yo hice mi papel de psicólogo interesante, finalmente y después de habernos tanteado mutuamente el terreno, entramos en el servicio del bar y follamos.

domingo, 10 de enero de 2010

Gauxi Superstar


De noche, al lado de una fuente y donde tampoco había tantas piedras. El mejor sitio de todo el camping. Apenas conocía a gente allí. Lorena la argentina y su camiseta de Maradona, mi mejor amigo de la infancia Juani, que todavía no se que hacía allí, una persona que lo más alternativo que había escuchado en su vida era Extremoduro, supongo que el alcohol, las drogas y la necesidad de chicas cachondas pudo más que sus convencionales gustos musicales. Los tres dormiríamos en la iglú grande, los demás... me daba igual. Era de noche, nos sentamos en circulo y empezamos a comer, y allí estaba el prenda, comiendo magdalenas y bebiendo Sandevid, la cena de los campeones. Raúl hizo su aparición, y practicamente desde entonces nos hicimos inseparables. El Festimad 2005 se hizo famoso por la lluvia de botellas, los disturbios, los coches ardiendo, los cojones de Incubus y el comienzo de nuestra amistad.

Aquel festival nos lo pasamos de muerte, al margen de los grupos que tachamos de nuestras respectivas listas: Dillinger Escape Plan, Sick of it All, Mastodon... hicimos el cafre de lo lindo, sobre todo al final, cuando la gente decidió asaltar las barras montadas en mitad del desierto, ¡Cerveza y agua gratis para todos! A mi entender quemar los coches fue algo excesivo, aunque también lo fue prometernos zonas verdes, cuando lo más verde que había allí era la etiqueta de una Heineken.

Raul a.k.a Gauxi es un tipo muy particular, no se puede salir por el centro de Málaga sin tener que pararnos cada dos metros para saludar a alguien, todo el mundo conoce a Gauxi, pero el muy cabrón no conoce a todo el mundo. ¿Cómo es posible que este hombre conozca a tante gente? Si tuviéramos que hablar de una "Inteligencia Social" desde luego, él sería superdotado, podría dar seminarios a los mejores psicólogos sobre habilidades sociales. A estas alturas y después considerar al homo sapiens como animal sociable, mi colega, esta a un nivel superior, si por él fuera, el futuro de la humanidad sería una mente colectiva donde el sujeto conoce a todo el mundo. A veces me siento como un científico al lado suya, será desviación profesional, pero muchas veces prefiero callarme y observar sistemáticamente sus conductas, gestos, tono de voz... bueno, eso cuando el alcohol no influye demasiado en su eficacia social, que a veces no es todo lo óptimo que debería ser, pero incluso habiendose puesto fino, el tío controla. Ahora solo toca aprender de él.

Ser tan sociable es algo que puede pesar, y él no es una excepción, desgraciadamente se cumple una premisa, no del todo justa y que desde luego no se merece, aun así y a través de sus ojos puedo comprobar en mi rol de observador lo idiota que es la gente... ya sabéis: "Muchos conocidos, pocos amigos" Y es triste cuando a veces no quieres emborracharte con alguien, ni marcharse a una discoteca, ni pegarte una fiesta de las gordas, a veces solo quieres hablar: hablar en un parque, compartir experiencias interesantes, anécdotas divertidas... y hablo también desde la experiencia, esa mierda puede comerte por dentro, se incrusta y crea un déficit emocional a veces mucho más grande de lo que se puede pensar en un principio, y entonces ¿para qué cojones queremos conocer a tanta gente? pero bueno, tal y como él me dice tantas veces "¿Feliz? yo solo quiero vivir contento" y eso también lo sabe hacer bien.

Hemos vivido muchas aventuras juntos, y nos quedan trescientas más. Como aquella vez en mi barril anual de la Rocka, batimos todos los records con veinticinco jarras de cerveza -no se en que proporción, porque aquella noche actuamos al unísono-. Subimos a casa con los pantalones bajados. ¿Y al día siguiente qué? pues volvimos a salira una fiesta de música electrónica de modernos, porque no hay que hacerle ascos a casi nada.

Moragas: "M de Moraga", "La espectacuar Moraga de los 300" y "Moraga como puedas" con sus raves, que por cierto, una de ella fue una rave de hip-hop ¿Qué carajo es eso? podrías haberla hecho de zarzuela hijo...

Lo siento, hoy no me he devanado los sesos haciendo una historia interesante, solo quería hacerle un homenaje a un tio peculiar, un tío al que hay que valorar, al que sus "conocidos" no valoran, un tío que sabe que los que no somos tan guapos tenemos que hablar un montón para poder follar una noche, un tío al que pocas personas pueden hacerle sombra en conocimientos musicales, un tío que opina muy bien sobre el derecho de la mujer. Un tío grande.

Ahora hermano imaginame delante de la pantalla haciendo "los cuennos" y diciendo: Yeaaaahh!!!!

viernes, 8 de enero de 2010

Ciclos Circadianos

¿Qué es lo peor que te ha podido pasar en la vida?

A mi me gusta ser funcional, incluso para preguntas tan ambiguas y con un carácter tan subjetivo como esta. Y es que, a mi la vida me ha sonreído siempre, mi familia me quiere, tengo pocos amigos pero bastante buenos, gozo de buena salud y no me hace falta gran cosa para ser feliz, si bien esto no es excusa para ser un amargado al fin y al cabo los grandes sucesos que acontecen en nuestra vida no influyen tanto como las revistas de psicología positiva y la nueva terapia gestáltica nos hacen creer.

Lo importante, lo que marca nuestras acciones y conductas son las chorradas cotidianas, todas esas pequeñas situaciones diarias -tanto positivas como negativas- que hace que besemos a un cocodrilo o que lancemos cuchillos a nuestra novia. Perder el autobús por la mañana hará que lleguemos de morros al trabajo, no obstante si la chica del mostrador nos sonrie y nos invita al café se nos quitarán todas las tonterias de golpe... volubles, complejos cotidianamente, simples como el mecanismo de un yoyó desde un prisma mayor. Y desde este punto de vista, desde el concepto ya acuñado de "Psicología de las pequeñas cosas" o " de las cosicas chiquiticas" me gusta hacerme el guay ante esta pregunta, ¿Qué es lo peor que me ha pasado en la vida? sencillamente sonrio y digo "nada".

Vale, de acuerdo, esto tampoco es así, si las pequeñas cosas son las que rigen nuestro caracter ¿por qué hay gente deprimida? y lo que es peor ¿por qué hay gente que debería estar deprimida y sin embargo es feliz? -Percepción my friend- no es lo mismo ver Requiem por un Sueño con tus colegas fumando porros, que después de haber suspendido cinco asignaturas. Estoy a un suspiro de escribir la ecuación matemática de la felicidad mezclando cosas positivas, cosas negativas, frecuencia, intensidad, percepción y control sobre esta... tantos años estudiando psicología y me es complicadísimo explicar la conducta humana en función de constructos y procesos básicos psicológicos. Con déficit en neurotransmisores es más sencillo y además es más probable que sea correcto, en vez de tantas tonterías psicológicas... ¡bah! no hagais caso a nada de lo que he escrito. No sirve para nada.

¿Qué es lo peor que te ha podido pasar en la vida?

Eso de "nada" es sólo delante de la gente, para quedar bien, si que hubo una cosa que cambió mi vida radicalmente: Entrar en la universidad por la tarde. Y recalco la palabra tarde. Muchos de vosotros lo comprendereis, después de pasarme una infancia levantándome a las ocho para ir al cole y una adolescencia a las siete para ir al insti... después de eso no pueden ponerte una clase a las cuatro de la tarde, cuando ya se ha perdido todo el fuelle mañanero, cuando ya han acabado los simpsons, cuando todavia tienes los macarrones asomando por la garganta. El caso es que tampoco quería quejarme de la hora de ir a la universidad, sino mas bien a como poco a poco se van alargando las noches, al fin y al cabo ¿quien necesita desayunar tan temprano?

Noches de messenger, de Age of empire on line, documentales de Odisea y ¿por qué no? onanismo ¡Qué bien! las ocho horas de sueño se iban desplazando poco a poco, acababan los late nights, ¡necesitaba más late nights! Tres de la mañana... me pasaré de nuevo el commandos, cuatro de la mañana, ¿Porqué los hombres no saben planchar? creo que veré el documental, cinco de la mañana... solitario spider, seis de la mañana, ¡¡Apaga la puta guitarra!!

"Pedro, no podemos seguir asi, tu padre y yo necesitamos dormir, puerta para arriba, puerta para abajo, la tele, las teclitas... haz algo hijo, estudia, búscate un trabajo..."

Y así empecé a trabajar en Eroski, y os diré una cosa, toda la mercancía que se dirigía a todos los supermercados de Eroski en Andalucía pasaba por mi supervisión, y en más de un año no hubo ni un solo error.

Ahora todo encajaba: de once de la noche hasta las siete de la mañana currando, llegaba a casa, dormía hasta las tres de la tarde, ducha, comida y a la facultad, hasta las ocho, a casa, cena y a trabajar de nuevo. Perfecto, ¿perfecto? y una mierda, había algo que en mi absoluta sabiduría no había calculado, y es que siempre hay que ir un poquito antes a trabajar y que a las siete nada mas salir, no me pondría a dormir, había veces que llegaba a mi casa casi a las nueve y sin sueño, y lo peor era cuando por algún motivo había que hacer papeles a las doce de la mañana, el perfecto equilibiro de sueño-trabajo-universidad se iba a tomar por culo.

Un año más tarde había dejado la carrera, el trabajo y tenía una maravillosa y contemporánea depresión. Granada.

Los dos primeros años pasaron sin novedad, me adapte perfectamente al ritmo de vida, nadie me decía nada, y como salía bastante de fiesta (alguna que otra vez, logré salir todos los días de la semana), no tuve ningún problema, era muy feliz. La cosa cambió cuando empecé a vivir solo, se empezó a gestar en mi lóbulo frontal otro problemilla nuevo, un principio de TOC (trastorno obsesivo compulsivo) De ser un tío bastante despreocupado en cuanto a los quehaceres cotidianos, pasé convertirme en una maruja nocturna, que no soportaba que le ensuciasen vasos, que tenía todas sus cosas desordenadas, pero estratégicamente colocadas para no perder tiempo buscándolas. Aquello no fue a más gracias a la que es hoy por hoy mi mejor adquisición: una mala bestia con el nombre del cantante de Tool, me quitó todas las tonterías de golpe, dejé de preocuparme por mis más valiosas posesiones -tampoco es que tuviera muchas- porque las devoró todas... volví a convertirme en un guarro.

Ahora he vuelto a mi ciudad de origen, sigo sin trabajo, sin poder estudiar y paso de la gran mayoría de cosas que ocurren a mi alrededor ...sin preocupaciones... eso si, ahora duermo mucho peor que antes.