Cosicas (III)
Jacinto se sentó al lado mía y me preguntó que estaba haciendo.
-¿Ves a los que están detrás mía?
Justo en la mesa de atrás había una pareja joven que bajo los efectos de tres o cuatro litros de tinto con limón estaban babeándose muy pasionalmente, aislados completamente del ruido, los gritos y de las canciones punk que allí sonaban.
-Pues como tengo gases, he decidido sentarme justo aquí para acribillarlos a cuescos, a ver si les entra asco y echan la pota. O por lo menos que asocien inconscientemente un mal olor con el hecho de besarse.
Jacinto lejos de llamarme guarro o increparme por un comportamiento tan infantil, asintió con la cabeza y se sentó al lado mía.
-De puta madre, me quedo contigo y te ayudo, a ver que pasa.
¡ESE ES EL ESPÍRITU!